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UN RETO INCOMPARABLE

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Hace un buen tiempo atrás, en nuestros inicios en el mundo audiovisual, con más ganas que recursos y experiencia, tuvimos una oportunidad única: generar un documental sobre la incomparable Cecilia. Por allá en los años 2000, Cecilia había pasado por varios episodios complicados, con rumores sobre alcohol y depresión, lo que la mantuvo alejada de los escenarios durante un largo tiempo. Sin embargo, su regreso anunciado generó gran expectativa.

La fecha para su vuelta en la sala SCD de La Florida estaba fijada, y nuestra mini productora, llamada en ese entonces “Juglares,” compuesta por estudiantes audiovisuales y una periodista no titulada aún, decidió embarcarse en la emocionante misión de realizar el documental sobre esta talentosa mujer.

Las ganas de registrar cada momento de Cecilia me invadían más que a mis compañeros, que eran más jóvenes y no conocían demasiado sobre esta gran artista. Nos dimos cuenta de que este podría ser uno de los últimos registros de la Diva de la Nueva Ola, y eso nos llenó de emoción y responsabilidad.

Con un equipo de 5 personas en la producción, nos lanzamos al salto el día del concierto, un sábado a las 21 horas en la SCD. Todo estaba coordinado y arreglado para la entrevista después del show. La emoción era palpable mientras Cecilia subía al escenario con su impecable voz y un equipo extraordinario, liderado por el maestro Carlos Corales en la guitarra, junto a un grupo de coristas. La sala estaba llena y nuestras cámaras de la época capturaban cada detalle, inmortalizando el evento.

Después de un concierto lleno de magia y emoción, Marissa, otra talentosa cantante, entregó un gran ramo de flores a Cecilia en la trastienda. Nuestra casi periodista estaba lista para comenzar con su set de preguntas, pero cometimos un error crucial: no revisamos las preguntas con anticipación.

Cecilia bajó al camarín y nosotros estábamos ansiosos por la entrevista. Pero, oh sorpresa, algunos de mis compañeros no tenían idea de quién era esta tremenda artista y recurrieron a “Google” de la época para enterarse de quién estábamos a punto de entrevistar. Aunque los saludos protocolares se dieron sin problemas, cuando la entrevista inició, la incomodidad se hizo presente.

Con mucha sutileza y amor, más que enojo, Cecilia le dijo a nuestra casi periodista: “Mira, niña, eres muy joven y no te puedo retar ni enojarme contigo, pero todas las preguntas que me estás realizando las copiaste de una biografía no autorizada. Para que llegues a ser una gran periodista algún día, te pido que estudies y prepares tu propio material.”

El reto maternal nos tomó por sorpresa, pero entendimos que Cecilia tenía razón. Nos faltó la preparación adecuada para una artista de su calibre. Con ese amable llamado de atención, nuestro documental sobre Cecilia llegó a su fin. Nos fuimos con sentimientos encontrados, tristes por la inversión de tiempo malgastado, pero también agradecidos por la lección aprendida.

Aunque nos retiramos con el reto de la mismísima e incomparable Cecilia, lo hicimos con un gran abrazo y un esponjoso beso de despedida. Aquella experiencia se convirtió en una anécdota divertida y enriquecedora que siempre recordaríamos en nuestros futuros proyectos audiovisuales. Con el tiempo, nuestra pequeña productora aprendió a prepararse de manera rigurosa para cada entrevista, asegurándonos de honrar a los artistas que íbamos a retratar en la pantalla. Y así, con el paso de los años, nuestro camino en el mundo audiovisual se llenó de grandes éxitos y divertidas anécdotas, pero nunca olvidamos esa memorable entrevista con la incomparable Cecilia.

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